Cundinamarca, joya geográfica de Colombia, alberga una mezcla armoniosa de montañas majestuosas, extensas llanuras y serenos ríos. Su pulso vital es Bogotá, la capital colombiana, que late en su seno.
La tierra cundinamarquesa es un regalo de la naturaleza, fértil y prolífica. Campos pintados con cultivos de flores vibrantes, huertos frutales y coloridos campos de vegetales dan vida a esta región diversa. El clima, cambiante entre calidez y frescura, abraza sus paisajes de manera variada.
La historia cobra vida en sus lugares emblemáticos. En Zipaquirá, la Catedral de Sal, una maravilla subterránea, cuenta la historia espiritual. Villa de Leyva, con sus calles empedradas, preserva la esencia colonial en sus muros.
La hospitalidad cundinamarquesa se celebra con festivales llenos de música y danzas. La comida, un festín para el paladar, ofrece delicias como el ajiaco y la lechona, deleitando los sentidos.
La naturaleza se despliega en parques nacionales como Sumapaz, hogar de biodiversidad única. El embalse de Tomine invita a explorar actividades acuáticas, fusionando aventura y serenidad.
Visitar Cundinamarca es desentrañar los secretos de Colombia. Desde sus paisajes impresionantes hasta su rica historia y vibrante cultura, este departamento es un tesoro que cautiva a los visitantes con experiencias auténticas.
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